«Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios».
miércoles, 11 de mayo de 2011
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“En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.” (1 Juan 4,13)
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