viernes, 25 de noviembre de 2011

MARÍA, NO TEMAS...


--María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin. (Lc 1, 30-33)

jueves, 17 de noviembre de 2011

EL HIJO ETERNO, EXPRESIÓN PERSONAL DEL AMOR DEL PADRE

           El Hijo comparte su naturaleza en el Padre y con el Padre y, a nuestros ojos humanos, el Hijo en su ministerio misericordioso manifiesta sus rasgos divinos al ser expresión personal del amor del Padre; el Hijo es la revelación misericordiosa del amor divino a todas sus criaturas. Tal como Dios es amor (1), el Hijo es misericordia. El Hijo no puede amar más que el Padre, pero puede mostrar misericordia a las criaturas de otra manera, porque no sólo es creador primigenio como el Padre, sino que es también el Hijo Eterno del mismo Padre. 

El Hijo Eterno es el gran dador de la misericordia para toda la creación (2). Y la  misericordia es la esencia misma de su carácter espiritual.

Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo: --Quiero, sé limpio.  (Mc 1,41)

Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: --Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti. (Mc 5,19) 

           Los deseos del Hijo Eterno, cuando salen de su persona, se modelan con tonos de misericordia (3). El Hijo en esa expresión de misericordia también nos ama, y su amor tiene un  origen divino: el Padre que es amor, Y es en este amor en que radica igualmente el ministerio del Espíritu Santo que nos legó.

        El ministerio del Hijo Eterno está destinado a revelar el Dios de amor a todos los seres creados. Pero tenemos que tener en cuenta de que el hijo no intenta persuadir a su benigno Padre de que ame a sus modestas criaturas y de que sea misericordioso con los transgresores. ¡Qué equivocación concebir al Hijo Eterno suplicando al Padre Universal que sea misericordioso con sus humildes criaturas! Estos son ideas poco adecuadas acerca de Dios. Más bien deberíamos darnos cuenta de que toda la labor de misericordia del Hijo de Dios constituye la revelación directa del corazón del Padre, alguien universalmente amoroso e infinitamente compasivo. El amor del Padre es la fuente real y eterna de la misericordia del Hijo.  

Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. (Jud 1,21)  

       Dios es amor, el Hijo es misericordia. La misericordia es la aplicación del amor, el amor del Padre en acción en la persona de su Hijo Eterno. El amor de este Hijo Universal es asimismo universal. Podríamos decir que el amor de Dios se compara más al amor de un padre, mientras que el amor del Hijo Eterno se semeja más al afecto de una madre. Quizás no sea una ilustración adecuada, pero es posible que, por la misma economía del universo, exista una diferencia, no en contenido divino sino en cualidad y forma de expresión, entre el amor del Padre y el amor del Hijo. 

Otras citas bíblicas  
(1) 1 Jn 4,8,16.

(2)  Ex 20,6; Dt 4,31; 5,10; Nm 14,18,19; 1 Cr 16,34,41; 2 Cr 5,13; 7,3,6; 30,9; Esd 3,11; Sal 25,6;36,5; 86,15; 100,5; 103,8,17; 107,1; 116,5; 117,2; 118,1,4; 136,1,26; 145,8; Is 54,8; 55,7; Jer 3,12; Mi 7,18; He  8,12.
 (3) 1 Cr 16,34.