domingo, 5 de febrero de 2012

ANHELAR A DIOS


Para ascender al Reino de Dios no se trata de que el hombre sea consciente de Dios sino más bien que  lo anhele.   

2 comentarios:

  1. En el nivel humano-por lo tanto personal- de los yos intelectuales, el potencial de evolución espiritual se torna dominante con el consentimiento de la mente moral, debido a las dotes espirituales de la personalidad humana, juntamente con la presencia creadora de una entidad de valor absoluto en tales yos humanos.
    La mente mortal es un sistema temporal de intelecto prestado a los seres humanos para uso durante una vida material, y según usen esta mente, estarán o aceptando o rechazando el potencial de la existencia eterna. La mente es prácticamente todo lo que tienes de realidad universal que está sujeta a tu voluntad, y el alma, ilustrará fielmente la cosecha de las decisiones temporales que hace el yo mortal. La conciencia humana descansa suavemente sobre el mecanismo electroquímico que está más abajo, y toca delicadamente el sistema de energía espíritu- que está más arriba. Durante su vida mortal, el ser humano nunca está plenamente consciente de ninguno de estos dos sistemas; por lo tanto debe trabajar en la mente, de la cual está consciente. Y no es tanto lo que la mente comprende, sino más bien lo que desea comprender, aquello que asegura la supervivencia; no es tanto cómo es la mente, sino cómo está tratando de ser la mente lo que constituye la identificación espiritual. No es tanto que el hombre esté consciente de Dios cuanto que el hombre anhele a Dios lo que resulta en la ascensión en el universo.
    Lo que eres hoy no es tan importante como lo que llegues a ser día a día y en la eternidad. La dinámica final del cosmos tiene que ver con la transferencia continua de la realidad desde potencialidad a la actualidad. La salvación eterna de esta alma que discierne la verdad y que es amante de la belleza está asegurada por el hambre y sed de bondad que conducen a este mortal a desarrollar una singularidad de propósito dedicada a hacer la voluntad del Padre, a encontrar a Dios y a asemejarse a él
    Desde un punto de vista circunscrito hay efectivamente muchos fines, muchas terminaciones de actividades, pero desde un punto de vista más amplio en un nivel elevado del universo, no hay fines sino meramente transiciones de una fase de desarrollo a otra…Pero aún estas divisiones básicas de relaciones de secuencia no pueden ser más que hitos relativos en la carretera interminable de la eternidad.
    La penetración final de la verdad, la belleza y la bondad del Ser Supremo puede tan sólo abrir para la criatura en progreso aquellas cualidades absonitas de divinidad última que yacen más allá de los niveles conceptuales de la verdad, la belleza y la bondad.

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    1. Gracias por tu aportación, Graciela. ¡Qué gran verdad tienen esas palabras!

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